Por Brenda Ramos
En política, hay quienes creen que llegar al poder es como sacar pasaporte diplomático: nadie los toca y todos los aplauden. Pero hay ocasiones —cada vez más frecuentes— en que la salida se da entre candados, cerrajeros y notarios. Y si no, que le pregunten al ya exalcalde de Ahome, Sinaloa: Gerardo Vargas Landeros.
Un viejo conocido de la grilla sinaloense, que brincó del PRI a Morena con la agilidad de quien sabe que las siglas se cambian, pero los intereses se conservan. Fue diputado federal, secretario general de Gobierno y, en 2021, se colgó la camiseta guinda para ganar la alcaldía de Ahome. Y por si fuera poco, hizo historia: fue el primer alcalde en reelegirse de forma inmediata para el periodo 2024–2027. Pero como dicen los rancheros: el que abre brecha también se lleva las espinas.
Todo marchaba bien… hasta que en 2023, la Auditoría Superior de la Federación detectó movimientos sospechosos en la administración municipal. ¿El punto más escandaloso? La compra de 126 patrullas por más de 171 millones de pesos. Y ahí empezó el desmoronamiento.
El 1 de mayo de 2025, mientras unos festejaban el Día del Trabajo, Vargas Landeros pedía licencia de 90 días y acusaba persecución política desde la comodidad de sus redes sociales. Pero el Congreso de Sinaloa no se distrajo: 39 votos después, le quitaron el fuero y el cargo.
Y como la política no admite vacíos, al día siguiente el Congreso nombró a su reemplazo: Antonio Menéndez de Llano Bermúdez, exregidor, diputado local y abogado. El nuevo alcalde llegó al Palacio Municipal a tomar protesta… y se topó con que lo habían candadeado. Literal. Candados en las puertas, encapuchados en los pasillos y ni rastro de bienvenida. Hubo que llamar a un cerrajero, con notario incluido.
Pero no todo fue espontáneo. La toma del Ayuntamiento por “ciudadanos” encapuchados dejó más preguntas que respuestas. ¿Lealtades políticas o favores pendientes? Vaya usted a saber.
Lo cierto es que, con este episodio, ya van tres alcaldes de Morena tumbados en Sinaloa durante la actual administración estatal: Culiacán, Mazatlán y ahora Ahome. Todos llegaron con promesas de transformación. Todos salieron por la puerta chica.
Y mientras en Sinaloa limpian la casa, en Reynosa el Makito ya ha puesto sus barbas a remojar. Porque no olvidemos que aún carga con una orden de aprehensión vigente, detenida sólo por amparos.
Ojalá que la eterna tesorera Esmeralda Chimal le tenga los contratos de diciembre en regla y aparezcan esas licitaciones que declaró públicamente el alcalde, se habían hecho en ese mes para pavimentación y bacheo con los millones excedentes del ejercicio 2024. Porque si se le ocurre mentirle a la auditoría, podría no solo repetir la historia de Ahome… sino protagonizarla.